viernes, 23 de septiembre de 2011


Eres silencio que se cuela en la cabeza y, sin que me percate, llena todo en nube confortable, impidiendo filtrar el mundo con otros ojos que no tengan el color de los tuyos. Eres extrañamente delicada, casi frágil, mientras sé que puedo esperar de ti un golpe tan rotundo como amable que me deje sin respirar. Cuando creo que puedo ver a través de ti haces algún movimiento que descoloca todas las piezas del tablero, me desarmas y te ríes. Y yo no puedo hacer otra cosa sino reír también, porque por mucho que atisbe pliegues de futuro incierto contigo cerca y lejos a la vez, tengo que rendirme: no encuentro un sólo motivo para distanciarte en mi vida.

Eres sencilla. A veces peco de soberbia y te defino "simple", hasta que inevitablemente llega una crisis más en mi estupidez,  intuyes que algo malo vuelve a atravesarme y acudes al rescate, con esa "simplicidad" tuya de análisis y palabra. Eres, simplemente, sabia. Algo inesperado en tu hermosa juventud.

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